"Esto va bien", fueron las últimas palabras del Lugarteniente General Antonio Maceo y Grajales a sus compañeros de armas, cuando un balazo en la cara lo hizo desplomarse de su cabalgadura y expirar, al cabo de un minuto, en la finca de San Pedro.
Murió quien, desde la condición de soldado, alcanzó el grado de General durante la Guerra de los Diez Años; el protagonista de la Protesta de Baraguá, el incansable luchador del exilio, el jefe de la invasión y Lugarteniente General del Ejército Libertador. Sus últimas palabras son reflejo del optimismo y la seguridad en la victoria que caracterizaron toda su obra.
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