Desde la adolescencia, en que encaró la lucha de los aprendices tipógrafos, Jorge Dimitrov eslabonó una cadena de acciones a favor de las masas populares búlgaras que sólo pudo segar la muerte, cuando era presidente del Consejo de Ministros y secretario general del Comité Central del Partido Comunista. Dimitrov adquirió talla internacional en 1933 durante el histórico proceso de Leipzig en el cual, de acusado falsamente por el incendio del Reichstag, Parlamento alemán, se convirtió en acusador, mostrando al mundo la verdadera faz del hitlerismo. Bajo la dirección de Dimitrov y la ayuda solidaria del ejército soviético, los comunistas búlgaros conquistaron la victoria definitiva aplastando al invasor hitleriano.