En la madrugada de este día, los expedicionarios del Yate Granma fueron sorprendidos por las tropas de la dictadura batistiana. Venían extenuados, hambrientos y algunos de ellos enfermos después de haber desembarcado el pasado 2 de diciembre. Las balas enemigas alcanzaron a muchos combatientes. Los sobrevivientes caminaron hasta que la noche les impidió avanzar y resolvieron dormir todos juntos, amontonados, atacados por los mosquitos, amenazados por la sed y el hambre. Así fue su bautismo de fuego, en las cercanías de Niquero. Así se inició la forja de lo que sería el Ejército Rebelde.
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