Si la víspera la columna española, pese a la superioridad numérica en hombres y armas no respondió al fuego y al combate que le presentó Maceo y su pequeña fuerza, fue porque no todos los oficiales españoles estaban dispuestos a secundar la estrategia de Arsenio Martínez Campos.
El general Federico Ochando embistió con energía el nuevo campamento de Maceo en Caobal, Santiago de Cuba, a tal punto que las tropas cubanas, en retirada, y resistiendo con las secciones de tiradores, escalonadas entre maniguas y barrancos, pudieron escapar a un fatídico descalabro.
Se iniciaba así una persecución tenaz e incesante de los españoles por el nuevo escenario.
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