Cada 6 de octubre el mundo se estremece porque vive en la memoria el abominable crimen contra la aeronave de Cubana de Aviación en pleno vuelo, ese acto de terrorismo de estado organizado y financiado por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos contra vidas inocentes que regresaban a su tierra.
Ese día 73 personas, cualquiera sabe cómo fueron sus últimos momentos, vieron espantados que el avión explotaba y todos los sueños, las medallas, el futuro quedaba trunco, vacío en la inmensidad del océano.
En el vuelo 455 de Cubana de Aviación viajaban, además de los deportistas y de los extranjeros, cuatro trabajadores pesqueros, una mujer: Sonia Coto Rodríguez quien junto a su esposo Alberto Abreu Cil estuvieron asignados en la flota del Golfo y trabajaban en la base pesquera de Guyana.
Argelio Reyes Aguiar y Jorge de la Nuez Suárez anduvieron de recorrido por la base pesquera de Guyana cumpliendo sus funciones labores, nunca pudieron rendir cuenta de su visita, sus familiares y amigos no volvieron a verlos.
El 15 de octubre en la Plaza Revolución, en un multitudinario acto el Comandante en Jefe Fidel Castro dijo: La mayor parte de los restos yacen en las profundidades abismales del océano, sin que la tragedia haya dejado a los familiares allegados ni aun el consuelo de sus cadáveres. Solo los restos mortales de ocho cubanos han podido ser recuperados. Ellos se convierten así en símbolo de todos los caídos, el único resto material al que daremos sepultura en nuestra tierra de quienes fueron 57 saludables, vigorosos, entusiastas, abnegados y jóvenes compatriotas nuestros. Su edad promedio apenas rebasaba los 30 años aunque sus vidas eran ya, sin embargo, inmensamente ricas en su aporte al trabajo, al estudio, al deporte, al afecto de sus familiares allegados y a la Revolución…”
Cada 6 de octubre, se recuerda a aquellos hombres y mujeres víctimas del terrorismo, del odio contra Cuba que no cesa, se estremecen las personas de bien cuando el crimen quedó impune, cuando sus autores vivieron y murieron sin pagar por el horrendo sabotaje a un avión en pleno vuelo, cargado de vidas inocentes.
Para los trabajadores de la pesca constituyen siempre sus compañeros Sonia, Alberto, Argelio y Jorge una inspiración para no detenerse en el camino y encontrar mayores retos para honrarlos.
Todavía hoy, a 49 años del crimen horrendo, no por reiterada deja de ser vigente la icónica frase de Fidel, aquel 15 de octubre en la Plaza de la Revolución: “No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!