Trabajadores del Minal protagonizan intensas jornadas de higienización y limpieza. Ya no se limpia solo "porque es mi trabajo"; se limpia porque es "nuestra" comunidad, "nuestra" salud, "nuestra" Patria.

Cada espalda inclinada, cada brazo que frota, cada paso que recorre el sector, es un testimonio de esfuerzo. Es la presencia tangible del cuidado, la sombra que se proyecta sobre la suciedad para erradicarla. No es solo cumplir una tarea; es habitar el espacio, apropiarse de él para transformarlo. En el sudor de la frente y en la tierra de las manos, hay una elocuencia que grita: "Aquí estoy, firme, en mi puesto" y ante el llamado de la patria. Pero esto trasciende lo individual. En estas jornadas agotadoras, nace y se fortalece un sentido de pertenencia poderoso.